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Como bien saben ustedes, hace un par de semanas me fui a pasar cinco días a Torrevieja y Cartagena. Las "excusas" eran varias. Por un lado, quería ir a la presentación de un nuevo libro, muy especial para mí. Por otro, necesitaba salir de aquí y pensar en mis opciones de salida profesional para el futuro; quería "ir a ver" a mi abuela y limpiar la sepultura; comprar algunos productos típicos que en Madrid no hay forma de encontrar; ver a amigos y familiares; pasar cuatro días desconectado del mundo, de internet y de mi rutina diaria. O sea, que necesitaba un cambio de aires como el comer. Y vine como nuevo, es decir, alcancé mis objetivos y el sosiego de mi alma, mi karma y mi espíritu.

Portada del libro EL POBLADO DE REPESA. Un lugar que fue.

El caso es que el sábado 31 de octubre de 2009, a las 20:30 horas, comenzó la razón verdadera que me había llevado a Cartagena: el acto de presentación de un libro entrañable. Acompañado de una suculenta y artística cena, -lo de artístico es porque la presentación de los platos era de un delicado que parecía que estábamos en un recepción ofrecida por SS. MM. los Reyes de España-, se nos presentó el libro. Éste, coordinado y escrito por varios autores, entre los cuales yo tengo el gusto y la suerte de encontrarme, nos cuenta cómo fue un sitio por cuyas calles es imposible pasear hoy: el Poblado de Refinería del Valle de Escombreras de Cartagena, levantado en los años '40 y arrasado en los '90 del siglo XX para ampliar la factoría; obras que se están desarrollando actualmente.

Un momento de la presentación del libro, antes de la cena. Foto mía.

Allí vivieron hasta tres mil vecinos en su época dorada, los años '60, entre ellos mis abuelos maternos entre 1957 y 1963. Y allí nació mi propia madre en 1961 y, en el dúplex de al lado, vivió una figura como Arturo Pérez-Reverte y sus hermanos y padres. Era un poblado de casi 500 casas, plantas bajas o dúplex, repartidas en varias calles racionalmente dispuestas. Con luz, agua, teléfono, talleres, economato (supermercado), peluquería, casino, cine, colegio e institutos de primera y segunda enseñanza, etc., aquella gente vivió con un elevado nivel de vida para la época. Famosos fueron sus equipos deportivos o su rondalla, que llegó a cantar en Televisión Española. Todo ello sostenido por REPESA, siglas de la factoría (Refinería de Petróleos de Escombreras Sociedad Anónima).

El único problema, su cercanía a un gigante que era capaz de producir diez millones de toneladas de petróleo y productos derivados al año en la década de los '60. De hecho, en octubre de 1969 se produjo un pavoroso incendio que segó la vida de varios obreros y que motivó que los allí residentes se fueran trasladando hacia Cartagena. Mis abuelos se fueron antes a un sitio entonces alejado del centro de la ciudad, el incipiente Ensanche, pero que hoy en día se ha acabado convirtiendo en el centro económico, sanitario, de negocios, etc., de la ciudad. Se fueron a unas casas también construidas por refinería, el primer sitio que conocieron mis ojos cuando llegué al mundo para más señas.

Las casas de refinería del Ensanche de Cartagena, de cinco habitaciones y 120 metros cuadrados. Una de ellas, planta tercera, es donde yo iba a pasar veranos, Navidades, Semanas Santas, puentes, etc., con mi abuela. Foto del Foro del Poblado de Refinería.

El libro nos cuenta cómo era el poblado, de qué servicios gozaba, cómo eran las casas y cómo se divertía la gente en las fiestas patronales. Y, por supuesto, viene acompañado de un álbum fotográfico que inmortaliza a los que allí vivieron en sus horas de trabajo, descanso, bautizos, comuniones, fiestas, etc. Y es un libro especial para mí porque una de esas fotos está dedicada, entre otras personas, a mis abuelos. Se trata de un baile de disfraces de 1958. Ella disfrazada de Caperucita y él de futbolista junto con otros vecinos, también disfrazados, de la Calle Sol. Bendita foto que ha servido, pasados los años, para que se incluyera en este libro y, de tal forma, yo pueda tener unos abuelos cuyos rostros y nombres siempre serán conocidos y reconocidos, sin riesgo de caer en el olvido una vez que muramos los que ahora nos acordamos de ellos.

Contraportada del libro, con dedicatoria de Arturo Pérez-Reverte.

El libro, en todo caso, es una delicia y viene a salvaguardar la memoria de los miles de personas que allí vivieron que, de no ser por esta obra, estaría sin más condenada al olvido. Ya solo eso es motivo suficiente como para dar la más calurosa bienvenida al libro.

5 guarrindongos tienen algo que decir:

Y tanto que es un libro especial, ya no solo serán tus recuerdos, el libro estará para que tus hijos conozcan el lugar donde vivieron sus abuelos y bisabuelos, me imagino que eso te tiene que hacer muy feliz. Cuando yo encuentro fotos antiguas del desaparecido puente de piedra, corro a enseñársela a mis hijos, es que te da nostalgia, lugares por donde pasaste tantas veces, ya hoy solo existen en la memoria de unos cuantos. Me alegro de ese libro, y de que lo pasaras bien en esos días en la tierra que tanto amas. Besitos.

17 de noviembre de 2009, 0:33  

Me ha gustado la forma en la que has conducido el tema y comm nos describes un pasado que para mi es lejanisimo.
Un abrazo JotaeFe.

17 de noviembre de 2009, 8:22  

Siempre es bueno recordar y homanajear lugares de nuestra infancia, lugares como el que nos cuentas donde se fue construyendo la historia que por lo general no aparecen en los libros "oficiales", en mi region tambien hay bastante inquietud ultimamente por estos temas y siempre emociona que alguien se decida a plasmarlo en un libro para la posteridad. Felicidades por el libro y por que pudieras disfrutar de algo tan especial. Besinos.

17 de noviembre de 2009, 13:01  

Muchas gracias. Fueron unos días muy nostálgicos los que pasé allí, pero también felices por reencontrarme con mucha gente. Lo pasé estupendamente y el libro colmó todas mis expectativas, es una delicia y muy emocionante encontrarse con los abuelos de uno.

18 de noviembre de 2009, 17:01  

Yo tambien hecho mucho de menos todos aquellos recuerdos, ahora que estamos en epoca de Reyes, cuando llegaban por las casas o en el escenario del cine, las caras de ilusion de aquellos niños sorprendidos. Sobre el libro es una joya que muchos guarderemos y lo pasaremos a nuestros hijos e incluso a los nietos. Hoy en dia con tanta crisis, este libro me sirve para aislarme de todo por unos momentos.Mi felicitacion por este blog, es magnifico. Un saludo

5 de enero de 2011, 19:05  

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